Aunque ya explicamos brevemente en qué consiste la acupuntura en este pequeño artículo, vale la pena recalcar que esta técnica se realiza con agujas muy finas, estériles y desechables que se insertan bajo la piel para estimular los llamados acupuntos. ¿Sabías que una aguja de acupuntura es 4 veces más fina que una aguja de coser y solo ligeramente más gruesa que un cabello? Cuando se trata de agujas para el tratamiento estético facial, son aún más delgadas.
Por su parte, la electroestimulación o electroacupuntura estimula los mismos puntos que la acupuntura tradicional y utiliza las mismas agujas, solo que, en este caso, a las agujas se les acopla un dispositivo que genera impulsos eléctricos de bajísimo voltaje gracias a unos pequeños clips. Con este dispositivo, que llamamos electro, se ajusta la frecuencia y la intensidad del impulso enviado a la aguja, parámetros que se modifican según la tolerancia del cliente. Esta técnica emplea dos agujas a la vez por cada salida, de modo que los impulsos puedan pasar de una aguja a la otra formando un circuito. Se pueden estimular varios pares de agujas simultáneamente y, por lo general, la sesión ronda los 30 minutos. El cliente puede experimentar una sensación de cosquilleo u hormigueo, o incluso no sentir nada.
Una de las ventajas de la electroacupuntura es que la corriente enviada a través de la aguja estimula un área mayor, potenciando el efecto de la aguja y, por ende, de la sesión.